Destrabando la gran «Congepción”»
Concepción ha sufrido últimamente los síntomas de un sistema de transporte en crisis. Al lamentable accidente de un microbús con el Biotrén, que costó la vida a siete personas, se sumó el choque de un taxibús con un transporte escolar, que, si bien no tuvo vidas que lamentar, dejó en evidencia la imprudencia de conductores y la creciente fricción entre los distintos modos de transporte.
Además, el cambio climático y las dinámicas de desarrollo urbano han puesto en evidencia la fragilidad de nuestra infraestructura, con las recientes fallas del puente Ferroviario, obligando a cerca de 20 mil personas a dejar el Biotrén y volver a las micros y autos, colapsando la ya saturada ruta 160.
Mientras el transporte público falla, el parque automotriz aumenta en cifras dramáticas. La Provincia de Concepción cuenta con un parque de más de 315 mil vehículos, siendo la Región con mayor crecimiento del país. Hoy se venden en el Gran Concepción cerca de 40 vehículos nuevos al día. ¡Son casi 15 mil vehículos nuevos que ingresan a la ciudad al año, ocupando un espacio vial equivalente a tres hectáreas de parques o más de 40kilómetros de calle!
Con esto, no cabe duda de que la congestión llegó para quedarse. Más aún con las dinámicas de crecimiento de la metrópolis y las barreras geográficas que dificultan la accesibilidad e incrementan la segregación. Hace 20 años una persona perdía cerca de tres horas al día en movilizarse en micro desde su hogar en Lota a su trabajo en Concepción. Hoy, en hora punta, deben ser cerca de cuatro horas perdidas de trabajo o con sus familias.
Urge abordar la crisis de movilidad con determinación, recursos e innovación. Entre las oportunidades, la ciudad cuenta con una oferta diversa de modos de transporte que ya la quisiera Santiago, como el Biotrén, columna estructurante del sistema de transporte que conecta desde Hualqui a Talcahuano y de Coronel al corazón de la ciudad. Para potenciarlo se debe avanzaren la construcción del nuevo puente Industrial, extender el servicio hasta Lota y mejorar el estándar, seguridad y accesibilidad a las estaciones. En cuanto a buses, se debe perseverar en la implementación de corredores segregados como el de Paicaví, que ha probado ser más efectivo y menos disruptivo que los de Transantiago, y jugarse por reemplazar la flota con buses eléctricos.
El ideal es que el transporte público sea tan bueno que desincentive el uso del auto, pero igual es urgente atacar el déficit vial, con la pronta licitación y construcción de la ruta Pie de Monte la costanera Sur, que de seguro encontrará múltiples trabas en su tramitación e implementación. La movilidad activa ha avanzado de manera significativa con ciclovías de alto estándar como las del Parque Ecuador o Avenida21 de mayo, pero ninguno de estos esfuerzos podrá contrarrestar el aumento de la congestión si no se planifican como un sistema integrado.
Aquí es donde debemos cambiar el paradigma y apelar a la integración, donde cada viaje ya no sea en auto, bicicleta, bus o tren, sino en todas las anteriores. Esto requiere una planificación que fortalezca el Biotrén como columna vertebral del sistema, reforzado y complementado con un metro o tranvía que cubra los principales destinos al interior de Concepción, Hualpén y Talcahuano. Garantizada esta estructura base, podremos fomentar y potenciar los estacionamientos públicos en las principales estaciones periféricas de la red, bajo el concepto de“park&iride” de manera de acercarse en auto a la red, pero no ingresar en ellos al centro. Esto no sólo aliviará la congestión, sino que potenciará los subcentros de comercio y servicios en el entorno de esas estaciones. Si avanzamos en todos estos frentes y volvemos a tener una mirada integral del problema, el Gran Concepción podría convertirse en ejemplo de una ciudad cuya movilidad es intermodal y sustentable.