Los hechos ocurridos en las últimas semanas, la muerte de tres carabineros y asaltos a miembros de la PDI han enervado aún más el ambiente de temor y preocupación por la delincuencia. Es así que cuando se pregunta por cuál es el problema más grave que enfrenta el país, el 48% declara que la delincuencia y el narcotráfico, que dista mucho del segundo, inflación, que alcanza un 12% (Panel Ciudadano, marzo 2023).

Un aspecto que hace más compleja la situación es la percepción de la magnitud del problema y las expectativas de solución del mismo por parte de la autoridad. En efecto, cuando se consulta a las personas sobre si este es el momento de mayor inseguridad en la historia de Chile, el 72% contesta afirmativamente (Panel Ciudadano UDD abril-2023).

Es evidente que las personas no tienen por qué estar en lo correcto, sin embargo, esa es su percepción, la que reflejaría grados de temor altos. A ello se agrega que, ante la pregunta de si existe la capacidad del gobierno para detener la violencia, solo un 29% (Panel Ciudadano UDD abril-2023) lo cree.
Pero si a lo anterior sumamos que el fenómeno del narcotráfico es percibido como una de las amenazas más importantes que enfrenta el país, la situación se hace más compleja aún. Lo que mostrarían estos antecedentes es precisamente la lectura de la realidad que estarían haciendo las personas, la que combina tres ingredientes: grado de importancia de la delincuencia y narcotráfico, percepción de aumento de la delincuencia en general y de la violencia en particular y desconfianza en la capacidad para controlar la delincuencia.

En definitiva, reflejarían un estado bastante generalizado de desesperanza en el avance del problema, lo que, como con otros problemas, corre el riesgo de naturalizarse, vale decir, una especie de «así son las cosas…no hay nada que hacer», y en la medida en que los vaivenes de la agenda pública se mueven de una temática a otra, lo más probable es que el tema se invisibilice, contribuyendo a la naturalización del problema.