La espera en salud que se debe detener
La salud es clave para entender la calidad de vida de los individuos, especialmente de las personas mayores, quienes en Chile representan el 18,1% (3.598.554) de la población, según las proyecciones del Instituto Nacional de Estadísticas. De ellos, el 84,6% están afiliados a Fonasa. Y son, actualmente, quienes engrosan las listas de espera en salud.
Hasta el tercer trimestre de 2022, un total de 70.363 personas están en listas a la espera de oportunidades GES, según datos analizados por CIPEM (UDD-Los Héroes). De ellos, el 67,8% son adultos mayores. Comparado con 2021, los adultos mayores en espera GES aumentaron 57,5%. El panorama es peor si se compara con 2019: la espera GES en este rango etario aumentó casi 10 veces, pasando de 4.718 a 47.554.
Los más afectados con la espera son quienes deberían ser considerados, al igual que los más jóvenes, como una prioridad a nivel país. Y es que quienes tienen 80 años o más representan el mayor porcentaje de personas que se encuentran en listas de espera. En total son 13.356 personas de ellos quienes están a la espera de oportunidades GES, lo que representa el 19% del total de retrasos.
No solo hay grandes diferencias etarias en la espera, sino que además los retrasos son desiguales en hombres y mujeres. Si bien los datos no muestran división etaria por sexo, si hay una mayor cantidad de mujeres que están en lista de espera: el 63,8% del total. Esto debería ser una tendencia similar en la población sobre 60 años.
Los retrasos son dispares a nivel nacional. El Servicio de Salud del Maule es aquel que tiene una mayor cantidad de personas mayores en lista de espera GES, porque hay 5.214 personas mayores en esta situación, lo que representa el 80% del total de retrasos en este servicio de salud.
Se deben enfocar los esfuerzos en disminuir las listas de espera de personas mayores. Aquí la vida está en juego. Los fallecidos en listas de espera aumenten año a año: solo en el primer semestre de 2021 hubo 1.526 adultos mayores que murieron en espera GES, lo que representa el 88,1% de los fallecidos por esta causa.
Con estos antecedentes sobre la mesa, el Ministerio de Salud debe tener estrategias focalizadas en este grupo etario dentro de su plan de reducción de listas de espera. Lo que no puede pasar es que se les considere menos, o que sea dispar la reducción de las listas de espera, dejándolos en un segundo plano.
Esto plantea desafíos en materia de políticas públicas de salud, tanto en el mediano como en el largo plazo, que no están ocurriendo y que se le deben poner celeridad, debido al proceso de envejecimiento que está viviendo Chile y que, ya todos sabemos, provocará que en 2050 más de un tercio de la población tenga 60 años o más. Lo que no podemos permitirnos como país es que las personas mayores queden a la cola de la lista de espera.