Informe de “vulnerabilidad financiera”
El Informe de Estabilidad Financiera (IEF) recientemente publicado por el Banco Central, junto con entregar antecedentes que son tranquilizadores respecto de la solvencia del sistema financiero local, enciende una nueva luz de alerta respecto de la vulnerabilidad que se está incubando.
La elevada inflación y el deterioro en el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos —reflejo de un aumento en la brecha entre gasto e ingreso nacional— están forzando al Banco Central a endurecer su política monetaria y al Gobierno a moderar la política fiscal.
Este proceso de ajuste indudablemente va a afectar los niveles de actividad este y el próximo año, pero particularmente preocupantes son las perspectivas para la inversión, puesto que ello tiene una incidencia directa en el potencial de crecimiento de mediano y largo plazo de la economía.
En este sentido, un aspecto que el IEF releva en forma certera es lo relativo a la pérdida de profundidad del mercado de capitales chileno, con todo lo que ello puede implicar en términos de mayor vulnerabilidad de largo plazo, al pasar a depender en forma excesiva del financiamiento internacional.
Los retiros de fondos previsionales y los “anticipos” que se cursaron desde la pólizas de renta vitalicia extrajeron un volumen significativo de ahorros desde el mercado, lo cual ya se está haciendo sentir en una menor disponibilidad de recursos para el financiamiento de proyectos de mediano y largo plazo, tanto a nivel de personas como de empresas.
El ministro de Hacienda comparte esta preocupación, y en esta línea ha señalado que se está trabajando con asesores internacionales en la búsqueda de fórmulas que permitan recuperar la profundidad perdida.
No cabe duda de que van a surgir buenas iniciativas para avanzar en esta dirección, pero lo que no se puede perder de vista es que habiendo sido los retiros de ahorros previsionales la principal causa del deterioro que hoy día preocupa, la solución se encuentra precisamente ahí mismo, de manera que la forma en que se diseñe el financiamiento del sistema de pensiones a futuro va a jugar un rol clave en esta materia.
Si los recursos adicionales que se van a inyectar como consecuencia de un alza en las tasas de cotización se acumularan bajo la lógica de un esquema de capitalización, en forma natural el mercado de capitales va a empezar a recuperar profundidad; pero si el enfoque que llegara a predominar para los nuevos aportes fuera el de un reparto (o semi-reparto), visión que estaría prevaleciendo en la reforma que prepara el Gobierno, la pérdida de profundidad del mercado de capitales inevitablemente se acentuará, por cuanto quienes opten voluntariamente por trasladar sus ahorros hacia al nuevo sistema que se les va a ofrecer —el que probablemente va a contener incentivos para hacer atractivo el cambio— van a provocar una reducción en el stock acumulado en los actuales fondos de pensiones, pasando a alimentar un nuevo tipo de fondo, el cual solo parcialmente pasaría a ser intermediado por el mercado de capitales.