Desafíos de la descentralización
En este último proceso electoral, por primera vez, la ciudadanía ha elegido el cargo de gobernadores regionales y, si bien ya se ha empezado a discutir la necesidad de ampliar sus atribuciones a futuro, los principales desafíos que presentará Rodrigo Díaz y los demás gobernadores se relacionan principalmente con su relación con el delegado presidencial regional. La nueva institucionalidad busca, por un lado, avanzar en la descentralización efectiva y, por otro, que el proceso de toma de decisiones en algunos aspectos se elabore a partir de la realidad local.
Pero a la vez, también surgen dudas en torno a los desafíos que deberán enfrentar las nuevas autoridades. En los últimos días, la discusión se ha centrado en temas domésticos, como quién utilizará las dependencias del edificio del Gobierno Regional. Sin embargo, esto también pone de manifiesto un fenómeno interesante que empezará a ser habitual en las próximas semanas a nivel nacional: la cohabitación política. Que en este contexto implica, la relación que se da cuando representantes de dos partidos o conglomerados políticos opuestos deben gobernar. En este caso un gobernador regional electo democráticamente y, por otro, el delegado presidencial, quien es designado por el Ejecutivo. Allí será vital un camino de diálogo y búsqueda de consenso teniendo en cuenta la diversidad de los proyectos políticos que puedan estar presentes y además cuales serán los proyectos emblemáticos que se puedan desarrollar a nivel regional. Teniendo en cuenta además que deberán de convivir en el proceso de toma de decisiones con diferentes funcionarios designados por el poder central como otros que han sido electos, como además con los alcaldes de cada una de las comunas para poder elaborar planes de desarrollo regional adecuados para las realidades particulares de las diferentes regiones de nuestro país. Pero principalmente, uno de los temas fundamentales tiene que ver con las competencias y atribuciones que tendrá el nuevo cargo. Es de consenso que estas deberán ser ampliadas, especialmente en algunas áreas como la seguridad pública.
Pero, cabe preguntarse ¿son suficientes? A primera vista, claramente no. La posibilidad de poder elaborar un proyecto de desarrollo regional va más allá de poder dialogar y buscar consensos entre autoridades designadas desde el poder central como con las autoridades electas. Además del traspaso de competencias autonómicas a las regiones especialmente que se vinculen al modelo productivo, y para ello es fundamental que se tenga en consideración la realidad social, económica y cultural. Si estos elementos son dejados de lado, probablemente nos encontremos, nuevamente, con proyectos elaborados desde el poder central y donde la nueva autoridad regional solo deba ejecutar estas acciones.