Devastadores niveles
Señor Director:
El Ministerio de Educación anunció recientemente los devastadores niveles de aprendizaje alcanzados por todos nuestros estudiantes escolares el año 2020, y que las pérdidas de aprendizaje son aún mayores en estudiantes más vulnerables. Otros estudios en nuestro país ya nos han alertado del impacto de la pandemia en estudiantes preescolares. Estos resultados están en línea con lo planteado por Unesco, la OCDE, diversos organismos internacionales e investigadores, respecto del impacto del covid-19 en la educación y en el futuro de generaciones de niños y niñas de todo el mundo.
Aunque claramente estos resultados refuerzan el sentido de urgencia de retomar la presencialidad para todo el sistema educativo, también es importante entender que esto no será suficiente para enfrentar las consecuencias que nos trajo el covid-19. Para quienes creemos que la educación es el motor de desarrollo social y económico del país, estos resultados significan que no solo debemos recuperar aprendizajes, eso es lo mínimo. La educación cambió, y de forma permanente. El gran desafío es un salto en calidad para todo el sistema escolar, avanzar hacia procesos de enseñanza-aprendizaje que potencien habilidades del siglo XXI, como pensamiento crítico, empatía y colaboración. Aquí la innovación pedagógica juega un rol fundamental. Esta pandemia nos ha mostrado cómo comunidades educativas han sido capaces de innovar y adaptarse en contextos muy difíciles e inestables; debemos aprender de estas experiencias y potenciar su desarrollo en los años que vienen.
Esto requiere compromiso, esfuerzo y recursos. Así lo ha entendido Joe Biden en Estados Unidos, que ha anunciado un gasto histórico en educación para “reinventar” la economía del país. Darle prioridad a la educación es potenciar y cambiar trayectorias de vida de niños y niñas, y así el futuro del país.