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UDD en la Prensa

Espacio público post pandemia

 Valentina Galleguillos
Valentina Galleguillos Coordinadora de Admisión

Hoy en día en el Gran Concepción, los espacios públicos están vacíos debido al confinamiento del covid-19. No existía permanencia en las terrazas de los restaurantes antes de quese modificara la fase 2 del plan Paso a Paso y permitiera estos espacios funcionaran.

No se podía disfrutar sentados de un café como se disfrutaba antes aprovechando una pausa en la ciudad. Con nostalgia recordamos ese olor a café que salía de los locales penquistas del centro de nuestra ciudad. Pero, ¿qué pasará con el espacio público una vez que se acabe la pandemia? ¿Cuáles serán los requisitos mínimos para tener una ciudad más saludable y con un retorno seguro?

Es necesario para la ciudad de Concepción y para toda ciudad en general que se puedan destinar más espacios públicos para los peatones y al mismo tiempo disminuir el espacio para los automóviles, ampliar las aceras y las ciclovías para así facilitar el mantenimiento del distanciamiento social como también minimizar los contagios. Se tendrán que incorporar áreas para practicar deporte en forma individual y se deberá incorporar un nuevo mobiliario urbano «lavamanos de emergencia».

Pequeñas medidas que se irán sumando para poder cuidamos y por otro lado, aprender a vivir este retorno que día a día esperamos con ansias.

No hay que olvidar que igual vamos a tener que seguir necesitando más accesos de cobertura a los servicios digitales, permitiendo así reducir los diferentes desplazamientos para los servicios -sobre todo- para los adultos mayores o simplemente para no tener aglomeraciones en la ciudad.

Esto nos hace reflexionar también que la intervención para los espacios públicos de la ciudad, además, debería ser pensado con infraestructura capaz de incorporar accesos a servicios de reciclaje, de esta forma nos permitirá -por un lado- generar mejor consciencia sobre el medio ambiente mitigando el impacto de cambio climático en un largo plazo. También se podría pensar, en un futuro próximo, en un intercambio de servicios de electricidad, por ejemplo, con la colaboración colectiva, enseñando y educando o más bien preparando a la ciudadanía para enfrentar futuras crisis.

Como arquitectos debemos tomar este desafío como una gran oportunidad para transformar nuestra ciudad en una más inclusiva y resiliente, al mismo tiempo para que todos nosotros la podamos disfrutar más que antes valorando lo que por un lado se recuperó, pero que también se mejoró.