Que las críticas se conviertan en propuestas
Estamos enfrentando una pandemia sin precedentes en la historia del último siglo, con miles de enfermos y fallecidos en todo el mundo. Pero nuestra población no parece entenderlo.
El aislamiento social se ha aplicado en el mundo para detener a un virus que hace cinco meses no existía. La teoría ofrece diferentes modelos de cuarentena como medida de control del brote, con resultados que varían según la intensidad. Así, los países han implementado sus estrategias, incluso por ensayo y error, con resultados muy disímiles. Algunos han tenido éxito, como Corea del Sur o los países nórdicos; pero otros, como España o Inglaterra, cuyos sistemas de salud son percibidos por la opinión pública y la comunidad científica como más eficientes, se han visto completamente sobrepasados por la magnitud de la emergencia. Estados Unidos, potencia mundial, ha sufrido el colapso de los servicios de salud de Nueva York y California. Todos estos son países con muchos más recursos que el nuestro.
Chile ha utilizado un modelo de “cuarentenas móviles” generando polémica en la opinión pública, los políticos y los alcaldes. Pero nadie tiene las respuestas correctas para una situación inédita. Las decisiones sanitarias se acompañan de consecuencias sociales y económicas que pueden terminar siendo tan desastrosas como la pandemia. Ya estamos viviendo en nuestro país una fuerte recesión económica y la caída del empleo.
Experimentamos una fuerte disonancia entre expectativas y realidad, se esperan resultados similares a los de un país desarrollado, a pesar de sus desalentadores resultados. Además, hay que considerar que somos parte de América del Sur, una región en la cual hay problemas de salud que se arrastran desde el siglo pasado y no han sido resueltos, ni siquiera la mortalidad materno infantil.Es frecuente escuchar diversos reclamos respecto a la utilidad del modelo de cuarentena, sobre cómo sobrellevar sus efectos, si hay carabineros suficientes en las calles para controlar su cumplimento o militares para hacer efectivo el toque de queda. Todos opinan, nadie propone.
En la última semana se registró un importante cambio de tendencia, con un aumento significativo del número de casos y del uso de las camas y ventiladores disponibles en la red de salud, mostrando zonas de la Región Metropolitana ya casi al límite de sus recursos. Los casos notificados hoy necesitarán cuidado clínico en 6 a 14 días más. Nuestro sistema de salud se estresa cada vez más con los avances de la pandemia y es posible que pronto los recursos –camas y ventiladores, personal de salud– ya no den abasto. Esto es lo que ha ocurrido en todo el mundo, incluso en los países con niveles más altos de desarrollo.
Con el panorama anterior, mientras tanto, hay personas que asisten a fiestas o acuden masivamente a la vega central. ¿Dónde está el sentido común y la responsabilidad individual? ¿Hay conciencia en la sociedad sobre la magnitud de la crisis sanitaria que nos afecta? ¿Hasta dónde se puede exigir a otros –sistema de salud, carabineros, militares– que vigilen a cada chileno para que se comporte? Esta tremenda crisis parece no haber dejado ninguna enseñanza.
Aquí se necesita que las críticas se conviertan en propuestas, que se genere unidad entre grupos que pueden ponerse de acuerdo para trabajar por Chile, colaborar en cuidarse y cuidar a otros, y ayudar que el sistema de salud resista.