Nueva realidad laboral
Mucho se ha hablado acerca de los nuevos retos derivados de la cuarta revolución industrial en cuanto a la necesidad de incorporar destrezas laborales diferentes a nuestros jóvenes, de poder administrar las jornadas con mayor flexibilidad, de la posibilidad de realizar trabajo a distancia, de la importancia de la capacitación continua en el tiempo, y un largo etcétera.
En lo que no parece haber conciencia suficiente en parte del mundo político es que este no es un tema de futuro, sino un tema del presente, que ya nos está golpeando las puertas. Un antecedente novedoso que entrega el Informe Anual 2019 del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), presentado la semana pasada en la UDD, se refiere al porcentaje de la población que está participando como trabajador que ofrece servicios para labores específicas en forma delimitada (trabajos por encargo, lo que se conoce como economía gig), tanto a través de plataformas online o contactados directamente con este propósito; o bien como personas que están ofreciendo servicios a través de un activo que poseen a través de plataformas colaborativas, como suele ser el caso de automóviles para proveer servicios de transporte o departamentos para proveer alojamiento.
Lo que las cifras del GEM están mostrando es que en 2018, de la población adulta encuestada en 27 economías, a nivel global un 6% manifestó estar ofreciendo servicios por alguna de estas vías, observándose a Corea del Sur como el país con mayor actividad en esta materia, seguido de Israel, y ubicándose Chile en la tercera posición de la muestra, con sobre 10%, superando a Irlanda y Estados Unidos. Estas nuevas modalidades de empleo, que se están expandiendo por todo el mundo, están colocando una presión diferente no solo sobre los puestos de trabajo tradicionales, sino que también sobre oportunidades de emprendimiento que se abren.
En Estados Unidos, Corea del Sur e Israel esta nueva forma de participación laboral se está manifestando con especial fuerza en trabajos altamente calificados, y en el caso de Chile destaca una mayor incidencia en la participación en las plataformas colaborativas. Detrás de esta tendencia hay por tanto nuevos modelos de participación laboral que se están consolidando. ¿Hay conciencia sobre esto? No lo parece. Y este es un tema de hoy, no de mañana.
La reforma laboral que el gobierno va a enviar en los próximos meses es una buena oportunidad para que como país nos hagamos cargo de estos temas mirando el panorama que se nos viene por delante tratando de aprovechar las ventajas y el potencial que tenemos, y no quedarnos con la vista atascada en el espejo retrovisor.
Gran y bonito desafío para todos.