En un interesante artículo publicado en «El Mercurio» de ayer miércoles, se nos informa de la provocadora charla que dio el científico inglés Richard Dawkins, en el Congreso Futuro. La pregunta inicial es si acaso «¿es menos moral darle genes musicales a un niño que obligarlo a practicar piano por horas?» Si bien en ambos casos se podría lograr un ser humano con un talento musical excepcional, la persona que ha sido obligada a desarrollar un determinado talento no pierde la libertad para dejar de hacerlo y sus habilidades no son traspasadas a las futuras generaciones, como sí ocurriría cuando hay manipulación genética de embriones.
Es precisamente esta la pregunta de fondo que plantea Dawkins cuando afirma que «no es imposible alterar el curso natural de la evolución, sino que es moralmente discutible».
Sin negar el potencial de la edición génica de seres humanos, especialmente cuando se pretende corregir enfermedades muchas veces letales o que producen grave discapacidad, estamos obligados a preguntarnos sobre las consecuencias futuras de estos cambios para la humanidad.