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UDD en la Prensa

Plan Nacional de Cáncer: Rol de las universidades

 Ricardo Ronco
Ricardo Ronco Decano Facultad de Medicina Clínica Alemana Universidad del Desarrollo
Hace algunos días, el Presidente de la República dio a conocer un acuerdo transversal para la implementación de un Plan Nacional de Cáncer. Una excelente noticia que merece destacarse y difundirse. En este contexto, es pertinente conocer las implicancias que esta enfermedad tiene para el país y la responsabilidad que las universidades tenemos en hacernos parte de la solución del sufrimiento que produce este flagelo.
Según la Agencia para la Investigación en Cáncer, esta enfermedad se ha convertido en una de las principales causas de muerte en todo el mundo en 2018. En Chile es la segunda causa de muerte, después del sistema circulatorio, y en cinco años será la primera. Cerca del 40% de los diagnósticos de cáncer se hacen a personas mayores de 60 años, lo que, en Chile, con el envejecimiento de la población, es una carga significativa. Dio cuenta de 70 muertes diarias en el país en el año 2015, y 9,5 millones de fallecimientos al año en el mundo se debieron a esta causa. Constituye la primera causa de Años de Vida Saludable Perdidos (AVISA) en la población del país.
Existe una serie de determinantes sociales de salud asociados al riesgo de tener cáncer: estilos de vida, obesidad, exposición a tóxicos, humo de tabaco, nivel educacional, etcétera. Casi todos prevenibles. En hombres, los que produjeron mayor mortalidad en el país fueron el cáncer de estómago, próstata y pulmón. Y en mujeres, mama, pulmón y vesícula. El plan descrito para los siguientes 10 años implica un esfuerzo ambicioso en recursos para infraestructura, mejora en registros, acceso oportuno, cuidados paliativos y formación de recursos humanos.
En este sentido, la principal misión de las universidades y de sus escuelas de medicina en el mundo es hacerse cargo de los problemas de salud reales, fuera de la torre de marfil, de la población a la que sirven. En esta línea, y para cumplir con los objetivos planteados en el plan nacional, como universidades debemos sumarnos activamente y con profundidad a este problema de salud pública.
Desde las etapas iniciales de la formación médica y de otras carreras de la salud, debemos incorporar al currículo de pregrado el cáncer y cuidados paliativos, desde sus bases biológicas; la educación para la prevención, el estudio de tamizaje a la población de riesgo para el diagnóstico precoz, hasta elementos generales de su tratamiento. Esta estrategia, hoy inexistente en la mayoría del pregrado de las carreras de la salud, ayudará a dar más visibilidad a un problema importante y a crear más interés en el desarrollo de profesionales que se dediquen al cuidado de pacientes oncológicos.
En posgrado, nuestro deber es multiplicar la formación de oncólogos médicos, ya que hoy existen solo 100 en el país, al mismo tiempo de aumentar el número de radioterapeutas, de cirujanos oncológicos y especialistas en cuidados paliativos que alivien el dolor y den acompañamiento al paciente y su familia en el proceso de recuperación.
Un modelo exitoso para cumplir con esta tarea es la asociación entre diferentes instituciones. Así, por ejemplo, nuestra Facultad de Medicina mantiene una relación virtuosa de largo plazo y cooperación con el Instituto Nacional del Cáncer, donde se forma capital humano avanzado en las especialidades más requeridas para el manejo integral del cáncer.
Las universidades debemos ser más ambiciosas y dirigir parte de la investigación biomédica y de salud pública de nuestras instituciones en conocer elementos propios, nacionales y regionales, que expliquen el comportamiento de esta enfermedad en Chile y descubrir soluciones que permitan reducir la morbimortalidad a través de la prevención, diagnóstico precoz y tratamiento con acceso equitativo para los pacientes. El registro electrónico con interoperabilidad en línea, es decir, que se pueda acceder a la información del paciente desde cualquier lugar del país, cautelando el seguimiento de los diferentes protocolos, es un adelanto imprescindible. Este registro debe incluir desde información demográfica básica hasta información clínica, como histopatología, marcadores genéticos tumorales, respuesta al tratamiento, entre otras. De esta manera se facilitaría el inicio y seguimiento de ensayos clínicos con el uso de nuevas drogas. Esta plataforma es la base para implementar la llamada «medicina de precisión», que utiliza terapia innovadora que promete tener resultados superiores, ya que cada paciente recibe un tratamiento adecuado a sus características personales, considerando la genética propia y de la patología que lo afecta.
La unión de muchas personas, instituciones públicas y privadas, con un rol preponderante de las universidades, es el único camino para enfrentar desafíos monumentales como este. Estamos disponibles para iniciativas como la propuesta por el Gobierno, que unen, entusiasman y nos dan la oportunidad de volcar nuestro esfuerzo a las personas que más lo necesitan.

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